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Foto del escritorPor Emi Lepe

Dile adiós a la depresión invernal y/o la ansiedad, optando por el agradecimiento

A punto de cerrar otro año de lecciones, objetivos alcanzados, tropiezos, esperanzas rotas, metas inconclusas, amor, pérdidas, cansancio, alegrías…

De repente cambia el clima, horarios, alimentación, la frecuencia de ver a ciertas personas y empiezas a idealizar, extrañar e imaginar lo que pudo ser. También puede que te la pases comparándote por tu aspecto, edad, talla, regalos que reciben, cómo invierten su tiempo, la casa mejor decorada, coche nuevo, fotos de viajes, de parejas felices o las reuniones con más asistentes.


Un año más concluye, tal vez te estés cuestionando, ¿es mi culpa?, ¿por qué no obtuve un mejor empleo?, ¿por qué enfermé?, ¿por qué se fue?, ¿qué vendrá?. Con ello aumenta la ansiedad, lo que llamo la “visita al futuro para torturar”, pues crece la impaciencia, agitación, temblores, sudoración, el insomnio ante lo irreal, eso que das por sentado y todavía no existe, que incluso puede que no suceda o se presente de manera distinta al escenario que has creado, pero que ahora te roba la tranquilidad.


En contraparte, aparece el desgano; apatía, falta de voluntad, letargo, la postergación, despiertas rumiando el pasado, aferrándote con uñas y dientes a los recuerdos, revisas sus redes a cada minuto, repites patrones que te lastiman, te castigas dando mil vueltas a lo mismo. Te apartas del mundo o deseas cubrir tus necesidades evitando la soledad.


“La depresión navideña, también es conocida como depresión de diciembre y/o depresión invernal y es provocada por factores biológicos que generan una disminución de los niveles de serotonina por la oscuridad, ya que nuestro organismo depende mucho de los ritmos biológicos y de cómo estos regulan nuestro reloj interno", así lo cita el Dr. José Benjamín Guerrero, Coordinador de la Clínica de Salud Mental del departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UNAM.


Es entonces, cuando te pido que te detengas, para tu mente, toma un momento para ti, ponte cómodo (a), cierra tus ojos u observa a tu alrededor, respira profundo… Es momento de agradecer por todo lo que tienes, por lo que has logrado, por el lugar que ocupas ¡y otros sin duda desearían!



Claro que puedes aspirar a más, es válido, pero para lograr desconectarte del juez interior de la depresión y la ansiedad, lo mejor es aceptar con amor, valorando lo que hasta hoy eres y tienes.


Cuando agradeces, el latido de tu corazón cambia, tu mirada cambia, tus pensamientos se modifican, abonas otro valor a la vida.


Vacía lo que te ata, cierra este ciclo con agradecimiento, prepárate para recibir con más cautela, empatía, asertividad y mejores estrategias, a un nuevo año que te depara salud, oportunidades, armonía y felicidad, ¡porque lo mereces!



*Licenciada en Ciencias de la Comunicación, Psicoterapeuta para mujeres y adolescentes con enfoque Gestalt y Congnitivo Conductual.

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