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'No hay escalera al cielo', una propuesta que nos hace pensar y sentir

  • Foto del escritor: Colaborador invitado
    Colaborador invitado
  • 2 jun
  • 3 Min. de lectura

Por Francisco Padilla Delgado*


He visto de todo en más de 50 años de teatros, giras y festivales. He sido testigo de obras memorables y de fracasos, de artistas que lo tienen todo… y de otros que sin mucho, lo dan todo. Pero nunca había experimentado algo como “No Hay Escalera al Cielo”. Y no lo digo a la ligera.


La he visto ocho veces. Ocho. Y siempre termino preguntándome cómo algo tan aparentemente sencillo puede mover tanto por dentro. No es una obra convencional. Ni lo intenta.


Es una conferencia concierto: Memo Rentería habla… y luego se complementa lo que acaba de decir, cantando. Se canta con emoción, con poesía. Y entre la palabra dicha y cantada, algo se sacude en el espectador.


Acabo de verla por octava vez, esta vez en Tijuana y ya la vi en Mexicali y en Monterrey 2 veces. Y quiero validar algo: este proyecto podría ser la primera conferencia musical de su tipo en el mundo.


No me consta que haya otra igual. Y si existe, no la conozco. Lo digo como alguien que lleva medio siglo produciendo teatro musical y representando artistas. Esta es mi crítica.


La dividiré en dos planos: técnico y emocional. Porque esto no es solo una charla con música ni un espectáculo simpático. Es un artefacto emocional, afilado y único.


Desde lo técnico:

Su sencillez destaca.

No hay escenografías espectaculares ni pantallas gigantes. Lo que hay es una idea poderosa, canciones que golpean, músicos que sienten cada nota.


La conferencia mezcla stand-up, poesía, crítica social, filosofía callejera y confesión personal. Está tan bien dosificado, que uno no siente que lo desprograman, sino que lo desnudan. Ese es el truco de Memo: parece que te cuenta su historia, pero está hablando de ti.


Desde lo emocional:


Las canciones son el alma del proyecto. No están hechas para radio ni para karaoke. Son para ser vividas en un teatro, en silencio. Te hacen llorar, reír, recordar, entender, soltar. Logran verdadera catarsis.


Hay frases que se me quedaron grabadas. Las repito manejando, discutiendo, dudando. Eso no lo logra un buen espectáculo. Lo logra una obra con propósito.


¿Por qué escribo esto ahora?

Porque “No Hay Escalera al Cielo” merece ser documentado, apoyado y amplificado. No por ser perfecto —nada valioso lo es—, sino porque busca algo que pocos espectáculos hoy se atreven: no solo entretener, sino cuestionar, provocar, emocionar e inspirar.


He visto esta conferencia ocho veces. Y en cada función hay alguien distinto llorando, riendo, temblando. A veces soy yo. A veces, el de al lado. Pero siempre alguien sale diferente a como entró. Eso es un lujo en estos tiempos.

No sé si Memo sabe lo que tiene entre manos. Pero si lo sabe —y espero que sí—, alguien debe decirlo desde fuera: esto es el nacimiento de un nuevo género en el espectáculo y el entretenimiento en el mundo . Y estamos aquí para atestiguarlo.

Las 15 canciones, escritas por Memo Rentería y musicalizadas por Federico “Lico” Herrera —una dupla con ecos de Sabina, Serrat, Drexler o Spinetta, pero con voz propia— no buscan entretener, sino confrontar, acariciar, despertar. Se interpretan en vivo: cuatro músicos, cuatro cantantes. Sin playback, sin artificios. En tiempos donde el teatro compite con pantallas y efectos, aquí se apuesta por lo esencial.


Una gran pantalla al fondo proyecta las letras como un karaoke espiritual. El público lee mientras escucha. El mensaje penetra por el oído, los ojos… y el alma.


No hay luces deslumbrantes ni escenografías complejas. Hay una atmósfera sobria y cálida. Y eso no es carencia: es virtud. Al quitar lo innecesario, se iluminan las ideas. Las ideas de Memo —con su humor punzante, poesía filosa y estilo políticamente incorrecto— son las verdaderas protagonistas.


He visto gente salir con lágrimas, sonrisas, preguntas existenciales… hasta con cara de montaña rusa emocional. Porque esto no es un “show” para pasar el rato, -aunque son 2 horas en que la pasas muy bien-. “No hay escalera al cielo”, es una experiencia que te confronta con tu historia, tu tiempo, tu presente.


Dije en una cena reciente: “No Hay Escalera al Cielo” no se ve una vez. Se vive más de una. Porque cada función toca un rincón distinto del corazón.


Y eso, en este medio… es un milagro.


Te garantizo que el día que veas “No Hay Escalera al Cielo”, quedarás… ATRAPADO! .


*Productor de espectáculos desde 1972.

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