Presentó en la FIL UABC Héctor Mauleón "La Ciudad Oculta", conoce su origen

Charlamos con el escritor y periodista mexicano Héctor Mauleón, para descubrir cómo surgió el libro que presentó en la Feria Internacional del Libro UABC en su 24° edición, titulado “La Ciudad Oculta”, y su gusto por la literatura y la historia, partiendo que todo empezó desde su infancia, sumado a varios afortunados episodios en su vida que lo llevaron a conocer la Ciudad de México desde una grandiosa perspectiva, así lo compartió:

“Tuve mucha suerte, desde el principio, supe lo que me gustaba, leer los libros de Emilio Salgari​, me sacaba de la prisión de sentirme solo, mis papás se habían separado y pasaba el tiempo únicamente con mi hermana. Me seguí con Verne, Poe, Los tres mosqueteros, las obras completas de Shakespeare, teatro español, leí todo lo que tenía que leer, gracias a mi abuelo.

También conocí el centro por la mano de mi abuelo que era un hombre muy nostálgico de su juventud, caminábamos por el centro, él señalaba lugares que ya no estaban. Era sentir la carga del tiempo sobre las espaldas y conocer una ciudad que sigue siendo maravillosa.

Otro acontecimiento fue que a una calle de mi casa en la Calzada México-Tacuba, abrieron los túneles para construir los vagones del Metro de la Ciudad de México, y comenzó una aparecer de la oscuridad, la ciudad que había sido arrasada por los españoles cerca de 400 años atrás. Fue impactante porque era el tema de conversación sobre los objetos que iban apareciendo y mitos, pues estaban desenterrando el pasado. En la escuela contaban que sangraban los grifos y que se había aparecido un fantasma de un conquistador, te daba miedo ir al baño porque podía estar ahí. Con el paso de los años eso me había dado una forma de ver la ciudad pensando que en donde me parara, podía estar pisando algo que estaba enterrado desde hace siglos y que aguardaba ahí para contarnos algo.

Ya adolescente, pedí una beca de Jóvenes Creadores en el Centro Mexicano de Escritores, desde la Universidad empecé a hacer periodismo, hacerlo era una oportunidad de vivir para leer y escribir. Acudía a las conferencias semanales de José Emilio Pacheco sobre diversos temas: modernismo, obra de Guillermo Prieto, Rubén Darío, revistas literarias en el Colegio Nacional de México, el público quedaba exhorto porque tenía el poder de llevarte a otras épocas de las que estaba hablando.

Con el paso del tiempo el último día de las conferencias nos íbamos a comer o beber y en el trayecto avanzábamos en el tráfico entre el viejo centro de la ciudad a la colonia Condesa, Pacheco iba señalando sitios que ya no estaban, o donde habían ocurrido cosas importantes, era un recorrido por una ciudad visible, pero también un recorrido por una ciudad desaparecida.

Me volví un personaje un poco enloquecido, eso me pareció extraordinario en términos de una exploración literaria, en 1997 con mi primer libro y todo lo que he escrito a partir de ese momento, narro sobre la ciudad, los fantasmas, el tiempo, la vuelta del pasado.

La ciudad de México acumula siglos en cada rincón, cuando llegaron los mexicas y realizaron las primeras construcciones ahí quedan unas piedras, unas huellas, como era un islote luego los españoles demolieron y construyeron encima, toda la dinámica de la Ciudad de México son capas es una ciudad que nos habla de su pasado.

Comencé a verla como una esfinge que al hacerle la pregunta correcta nos da una respuesta, porque la memoria no solo está en las calles, iglesias o viejos edificios, también la encontramos en los archivos, hemerotecas con periódicos de más de 200 años.

Me he dedicado años, sumando y cazando historias a largo de estos 4 libros que forman La Ciudad Oculta, es una de las cosas más deleitables que puede haber, volverte un detective del pasado.

Poder hacer una crónica con la exploración del pasado, el entendimiento de la ciudad, de sus grandezas, sus miserias, horrores, personas, lo que ha ocurrido, sus días de fiestas, duelos, guerras, es alucinante. Ese ha sido mi camino 35 años después, robando tiempo para escribir mis libros, concluye Mauleón.